martes, 11 de junio de 2013

ARTE ROMANICO EN PORTUGAL



La historia de Portugal en la Edad Media está ligada al reino astur leonés. Su parte septentrional (la que estaba en manos cristianas) perteneció a Oviedo y León durante los oscuros siglos altomedievales. No obstante durante el siglo XI se van sucediendo diversos hechos que apuntan a la intensificación de un espíritu emancipador.
En este contexto, Alfonso VI entrega Portugal como condado feudatario a su hija Teresa y yerno Enrique de Borgoña. Las tensiones independentistas del siglo XII culminan cuando Alfonso Enríquez se desliga del vasallaje a su primo Alfonso VII y se lo ofrece al Papa consolidándose definitivamente en el reinado del rey Sancho de Portugal.
A estas tensiones culminadas en su independencia no es ajena la ambición del obispo Gelmírez de Santiago que expolia iglesias portuguesas en su afán de engrandecer la Sede Compostelana.
Relación entre el románico en Galicia y en Portugal
Las relaciones estilísticas entre el románico gallego y el portugués son indudables, aunque también lo es un intento por crear un estilo propio ligado a la corriente internacional que Portugal siempre promovió como oposición a la amenaza castellanoleonesa.
Catedral de Coimbra
La Catedral o "Sé Velha" de Coimbra es uno de los grandes edificios del románico de Portugal. Fue finalizada en 1180 tras décadas de construcción. Reproduce un modelo muy clásico en las iglesias del Camino de Santiago: tres naves, con tribuna sobre las laterales, crucero, cimborrio y cabecera de tres ábsides escalonados.
De la cabecera se conserva el ábside principal y el del Evangelio. Curioso es el muro oriental que soporta la torre-cimborrio que lleva una galería porticada con arcos sobre columnas, hecho normalmente relacionado con algunas iglesias francesas de Auvernia.
Catedral de Lisboa
Edificio iniciado al mismo tiempo que la reconquista de la ciudad en 1147 y finalizada en los siglos XIII y XIV.
A diferencia de la catedral de Coimbra, la de Lisboa sufrió importantes reconstrucciones, consecuencia de terremotos, como la cabecera, que fue sustituida a partir de 1340 con otra gótica que también fue destruida en 1755 tras otro importante seísmo. En esta fecha debió reconstruirse parte de la fachada occidental originaria del siglo XIV y ejemplo de la persistencia del románico en siglos muy tardíos.
"Charola" de Tomar
La iglesia de tomar fue construida por los Templarios en la segunda mitad del siglo XII.
Aunque su aspecto exterior está desfigurado por las obras de los siglos XV, XVI y XVII que convirtieron al templo en un castillo su interior es sorprendentemente hermoso.
Consta de un polígono exterior de dieciséis lados y otro interior de ocho. Este edículo interior se compone de dos esbeltos pisos superpuestos formados por arquerías y rematados por una pequeña cúpula. Es más que probable que con este templo se quisiera reproducir el aspecto de la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, uno de los lugares emblemáticos de Tierra Santa, lugar con el que los templarios estaban estrechamente relacionados.
El románico rural de Portugal
El románico portugués nace, como el gallego, de una mixtificación del arte que traen las corrientes internacionales del Camino de Santiago con el arte autóctono que domina los siglos altomedievales, es decir, el arte asturiano.
Algunos de los ejemplos más claros del arraigo de la tradición asturiana en el primitivo románico portugués son las iglesias de Santa María de Arnoso, San Claudio de Nogueira o Santo André de Telöes.
Posteriormente y a lo largo de los siglos XII y XIII y con el estilo románico bien consolidado se construyen decenas de iglesias de tipo rural cuyas características comunes son similares a las del entorno rural de Galicia, es decir, emplear buena sillería granítica con una nave (a veces tres) con cabecera rematada en ábside semicircular, portada occidental con frecuentes tímpanos tallados y la abundancia de rosetones en fachadas y en muros de cierre oriental de la nave. Este estilo evoluciona hacia formas y soluciones góticas durante el siglo XIV pero con un evidente arraigo estético románico.
Algo que también es común a Galicia es la implantación en Portugal de grandes Monasterios (mosteiros) cistercienses que muestran la habitual grandiosidad de formas y proporciones.
Una última característica común del románico en Portugal y Galicia es el material constructivo. En ambos casos se trata de granito perfectamente cortado en sillares. Por tanto, la sillería es consustancial a esta arquitectura. Su dureza no permite grandes lujos es su escultura, pero, por otro lado, ha permitido la conservación casi intacta de muchos edificios a pesar de los siglos (salvo por intervención humana).


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