miércoles, 12 de junio de 2013

ARTE ROMANICO EN ESCANDINAVIA



Características del románico en Escandinavia
Las características que definen la identidad del arte escandinavo en el ámbito general del románico tienen su raíz en el contexto histórico y geográfico.
La región que hoy incluye Dinamarca, Noruega y Suecia experimenta un período de expansión explosiva que dura desde el s. V hasta principios del XIII. Una expansión que se conoce en la Europa occidental sobre todo por las correrías de los vikingos en tierras ajenas, aunque comprende además la emigración y colonización (Inglaterra, Italia, Normandía, Rusia), el comercio (desde el Imperio Romano), el servicio de mercenarios al papado y Bizancio, etc. Paralela a esa expansión externa los países nórdicos evolucionan internamente hacia una unificación política y lingüística, y hacia la consolidación del poder de la monarquía.
La cristianización de Escandinavia es relativamente tardía. Los primeros misioneros, llegan en el s. VIII, pero el establecimiento del cristianismo allí es lento. Aparte de los esfuerzos misioneros de diferentes individuos, el avance más efectivo es logrado por las órdenes religiosas (cluniacenses, benedictinos y cistercienses) en los s. XI y XII. Con ellos la Iglesia queda establecida en Escandinavia y para principios del XIII la legislación de estos países está claramente marcada por el canon romano.
El románico escandinavo nace dentro de la riquísima tradición artística del arte nórdico pagano, un arte que puede definirse como fundamentalmente decorativo y de tendencia abstracta, con una estética muy diferente a las de Grecia y Roma que constituyen el sustrato del románico de la Europa meridional.
Es necesario, no obstante, recordar que el arte nórdico no está aislado de las influencias de aquéllos y que, de hecho, la relación entre ambos es de una permeabilidad recíproca como puede verse en la presencia de la estética nórdica en el románico de Inglaterra, Italia, Sicilia, etc., y en la influencia del románico hispano en las iglesias de la isla de Gotland en el Báltico.
Anker señala la existencia de dos etapas del románico nórdico: un período de transición (pagano-misionero), y otro marcadamente cristiano.
En el primero predomina la temática pagana nórdica con motivos animales y filigrana decorativa representados con un alto grado de abstracción y con unos referentes marcadamente nórdicos (leyendas, personajes, etc.), todo ello evidente en las primeros templos cristianos de la región.
En el segundo período prevalecen motivos y símbolos compartidos con el resto de la Europa medieval y cristiana, si bien persiste la preferencia de una estética y temática autóctona (v.g.: el pie del pesebre en la Natividad de la pila bautismal de Åkirkeby, en la isla de Bornholm, tiene la forma de una proa típica de barco vikingo antiguo).

La arquitectura del románico nórdico es fundamentalmente religiosa y adaptada a las necesidades locales. La iglesia típica del románico nórdico tiene una planta tripartita: ábside, presbiterio y nave única, planta que aparece definida en tres cuerpos en el exterior. A menudo la puerta de entrada se abre en la pared sur de la nave, pero hay variantes de este modelo con aberturas al oeste y/o al norte.
Las paredes interiores estaban profusamente decoradas con pinturas o frescos, como en las la iglesias de Hornslet, en Dinamarca, y la de Bjäresjö, en Suecia decoración que se extendía a menudo a los techos de madera (como por ejemplo en la iglesia de Dädesjö, en Suecia). La orientación del templo suele seguir la norma universal con el altar al este.
El románico escandinavo se benefició de la pericia alcanzada en el trabajo de forja en el período pagano, que fue ampliada con la ayuda de la experiencia aportada por los cistercienses en este campo, así como en una orfebrería universalmente reconocida del período pagano.
Mención especial merece la stavkirke [iglesia de mástiles], templo característico del cristianismo nórdico que, en el caso de Noruega sobre todo, subsiste a la par de la iglesia románica de piedra. Eran edificios de construcción fácil y rápida dentro de la capacidad de la carpintería local y probablemente constituían una alternativa eficaz y barata a la construcción en piedra, más cara y lenta y a menudo necesitada de pericia externa. Hay bellas muestras de ellas tales como las de Urne, Borgund, Hedalen y Vågå. En todas ellas el románico nórdico se manifiesta en una talla de la madera que deja ver sus raíces en el arte pagano de la región. Los enormes crucifijos tallados en madera y típicos del románico nórdico se colocaban en el arco hastial, cara a la nave.
La talla en piedra sigue las pautas mencionadas anteriormente en cuanto a temática y estilística, tendiendo ambas hacia los cánones generales europeos conforme se llega al románico tardío y a los albores del gótico. Hay marcadas diferencias de estilo en las diferentes regiones y en los numerosos talleres que han sido identificados en la región, pero la concentración temática es en escenas bíblicas (Génesis, Profetas, Jueces, etc.), de la vida de Cristo (Anunciación, Visitación, Natividad, Adoraciones, Pasión y Resurrección) y otros temas esencialmente religiosos que comparten el espacio con las escenas de zoomaquia y la decoración de volutas, follaje y entrelazo del estilo antiguo nórdico. Se usan materiales locales en general, con preminencia del granito en el centro y norte de la península escandinava, y de piedra caliza o arenisca en otras regiones, aunque existe tambien la exportación de objetos acabados.
En resumen, pues, el arte escandinavo aporta al románico una estética y una fuerza expresiva originales del arte nórdico pagano; a su vez, comparte con el románico del resto de Europa las características que van haciendo de éste el primer arte universal dentro del ámbito europeo, arte que encontrará una mayor homogeneidad en el gótico.

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