Desde el punto de vista exclusivamente
arquitectónico el románico fue un esfuerzo continuo en construir templos
perdurables con la mayor grandeza posible pero evitando su posible destrucción.
En este empeño la arquitectura románica siguió un proceso evolutivo continuo de
perfeccionamiento y de resolución de problemas tectónicos en busca de la altura
y la luz.
Para ello el material empleado debía ser piedra
fundamentalmente, aunque no se renunció a otros materiales como luego veremos. Otra
condición ideal era que el templo debía estar abovedado. Esto era por dos
razones: la primera, por dar mayor relevancia simbólica al edificio y otra, más
práctica, para evitar los incendios que los techos de madera sufrían con cierta
frecuencia.
Estos deseos llevaron a los arquitectos románicos a
construir sus iglesias con grandes muros macizos de piedra que pudieran
soportar los enormes pesos de las bóvedas. Los vanos, aunque deseados por el
simbolismo de la luz, fueron practicados de manera más escasa que en el gótico
-vanos estrechos y saeteras- pues suponían frecuentemente menoscabo de la resistencia
de los muros. Como consecuencia secundaria, el interior de los templos
románicos se envuelven en una tamizada luz que invita al recogimiento. También
esta luz difusa daba vida y "magia" a la policromía de las pinturas
murales que cubrían sus muros.
El sistema de empujes y contrarrestos de las
bóvedas -mediante columnas, pilares, contrafuertes, otras bóvedas, etc.- se
convirtió en el principal problema ingenieril a resolver y que no siempre se
hizo con acierto, como sabemos por innumerables derrumbamientos producidos en
diferentes épocas.
El templo tipo de la arquitectura
románica
Naves y transepto
A groso modo, un templo románico es un edificio de
piedra labrada orientado con la cabecera al este con una o varias naves
longitudinales que podían tener otras atravesadas (se verá en el siguiente
apartado). En ocasiones, la fachada o hastial occidental estaba precedida de un
nártex o antesala abovedada monumental.
Cabecera
La cabecera es la parte más noble de los edificios
románicos puesto que es el lugar donde se ubica el altar. De forma invariable
en el románico y en otras arquitecturas medievales, la cabecera se encuentra en
el extremo oriental de la iglesia. La razón de esta orientación canónica es la
de que los primeros rayos de luz del día debían incidir en ella porque este
Sacta Sactorum simboliza a Jesucristo que es, según el Nuevo Testamento
"la luz del mundo".
Estructuralmente la cabecera románica suele estar
formada por un primer tramo llamado prebiterio, engarzado al ábside.
Los ábsides (escalonados en el caso de cabeceras
poliabsidales) suelen ser de planta semicircular, aunque también los hay
rectangulares (bastante frecuentes en España como influencia superviviente de
la arquitectura prerrománica anterior) o incluso tener girola con capillas
radiales.
Cimborrio
Sobre el crucero (intersección del transepto con la
nave central) se solía levantar un cimborrio o torre-linterna -de planta
cuadrada u octogonal- con ventanales para iluminar el interior.
Además de estos citados cimborrios sencillos,
existe un grupo llamado "Cimborrios del Duero" presentes en
catedrales y colegiatas situadas en el oeste del antiguo Reino de León (Zamora,
Toro, Salamanca y Plasencia) mucho más elaborados. Se les ha atribuido influencia
bizantina y/o poitivina (Francia). El más primitivo de todos es el
perteneciente a la catedral de Zamora. Tiene bóveda gallonada, con cubierta de
lajas de piedra y cuatro torrecillas en las esquinas.
Campanarios románicos: torres y espadañas
También era frecuente la construcción de parejas de
torres campanario pareadas flanqueando la fachada (lo que se denomina
"fachada armónica") o torres únicas en un costado del templo (con
predilección por el costado norte).
El campanario tenía muchas funciones simbólicas más
allá de la mera utilización como instrumento sonoro para convocar a Misa. Se
trataba de un símbolo de unión entre Dios y los hombres y del poder de la
Iglesia. En ocasiones se trataba también de una especie de torre fortaleza de
defensa frente a los enemigos, como en algunos lugares de la Castilla al sur
del Duero. La torre románica solía tener varios pisos definidos por impostas
salientes con troneras y ventanales para las campanas normalmente ajimezados.
Otra forma de campanario es la llamada espadaña,
muro vertical plano horadado de vanos para los campanas. Esta estructura tuvo
como foco difusor las iglesias de los monasterios cistercienses. En España se
han conservado numerosas espadañas en el románico del norte palentino, burgalés
y de Cantabria. La más conocida, quizás, sea la de San Salvador de Cantamuda
(Palencia).
Fachadas y portadas
Las puertas monumentales o portadas ornamentadas
mediante sucesivas arquivoltas abocinadas que apoyaban sobre columnas se abrían
normalmente en el muro occidental o meridional o en ambos. En los templos más
ambiciosos podía haber numerosas puertas de entrada para abarcar todos los
muros del edificio. En este caso, la puerta principal está normalmente en el
hastial occidental. Esta fachada, además de la puerta monumentalizada, puede
tener otros ventanales y óculos o rosetones de iluminación (en el
tardorrománico).
Si la puerta era muy ancha se colocaba como
refuerzo una columna central llamada parteluz o mainel. En templos importantes
se solían añadir estatuas de personajes bíblicos a las columnas o/y a las
arquivoltas (en sentido radial frente a la orientación longitudinal del
gótico). Otro elemento destacado de las portadas románicas es la presencia de
tímpanos esculpidos bajo las arquivoltas.
Es en estas puertas, en los capiteles de las
columnas interiores y en los canecillos que soportaban los aleros del tejado
donde se concentraba la mayor parte de la escultura monumental que acompañaba
indisolublemente a la arquitectura románica de los periodos pleno y tardío.
Otras dependencias adosadas a la
iglesia
En el caso de catedrales y monasterios se adosaban
otros espacios y dependencias para la vida monacal: claustro, sala capitular,
refectorio, etc.
En estos casos el claustro se convertía en el
núcleo de estas dependencias y con él se comunicaban mediante puertas.
El claustro románico suele tener forma cuadrada delimitada
por galerías con arquerías soportadas por columnas.
Sin embargo, no sólo en monasterios, colegiatas y
catedrales era habitual la asociación de otros espacios al templo. Tenemos el
magnífico caso de las galerías porticadas románicas que son algo característico
de la arquitectura románica española, especialmente del sur de Castilla: Soria,
Segovia, Guadalajara y sur de Burgos, aunque también las hay en menor número en
otras provincias españolas. Estos pórticos podían rodear hasta tres de los muros
del edificio y su función era múltiple: lugar de refugio, reuniones,
enterramientos, penitencias, procesiones, etc. Su morfología fue similar a la
de las pandas de los claustros: arcos sobre columnas, normalmente pareadas.
Materiales de construcción de la
arquitectura románica
Los materiales básicos empleados en la la
arquitectura románica son:
Piedra de sillería o sillar
Bloque de piedra labrado como un paralelepípedo).
Frecuentemente estos sillares eran marcados por los canteros con marcas para su
posterior cobro. Las paredes así elaboradas tenían dos finas capas de sillería
y en medio una masa de ripio (pequeñas piedras normalmente procedentes del
tallado de los sillares.
La colocación o aparejo de la sillería puede ser a
soga y tizón (alternando la disposición en forma paralela y perpendicular a la
dirección del paramento), encintada, en hileras, etc.
Sillarejo
Piedra más pequeña, de peor labrado y ajuste,
realizada con martillo devastando directamente la piedra bruta, pero sin pulir
las caras.
Mampuesto
Piedra no labrada o de labrado tosco.
frecuentemente se usaba el "calicanto" a base de mampostería
aglutinada con argamasa (mortero de cal, arena y agua). Posteriormente se
enfoscaba para dar aspecto liso a la superficie previamente irregular.
Otros materiales
Otros materiales usados fueron el ladrillo (sobre todo
en España), la madera (para cubiertas de templos no abovedados), la pizarra y
el barro cocido (tejas de tejados).
Plantas
Las plantas de las iglesias fueron muy variadas y
es imposible hacer una relación de todas ellas. Citaremos las más importantes:
Plantas de salón o basilicales
Esta planta está relacionada con antiguos edificios públicos romanos y sobre todo, por las primeras iglesias paleocristianas y prerrománicas Se trata de iglesias longitudinales con 1, 3 ó 5 naves paralelas (espacio entre filas de arcadas) sin transepto y normalmente finalizadas en cabecera de ábsides semicirculares escalonados.
Esta planta está relacionada con antiguos edificios públicos romanos y sobre todo, por las primeras iglesias paleocristianas y prerrománicas Se trata de iglesias longitudinales con 1, 3 ó 5 naves paralelas (espacio entre filas de arcadas) sin transepto y normalmente finalizadas en cabecera de ábsides semicirculares escalonados.
Plantas de cruz latina
A la disposición anterior se le añadía un brazo perpendicular saliente en planta (transepto) con lo que el resultado era de cruz latina. Ello simbolizaba la cruz de Cristo. Estas iglesias podían estar también rematadas en cabeceras con ábsides escalonados.
A la disposición anterior se le añadía un brazo perpendicular saliente en planta (transepto) con lo que el resultado era de cruz latina. Ello simbolizaba la cruz de Cristo. Estas iglesias podían estar también rematadas en cabeceras con ábsides escalonados.
Sin embargo, en iglesias de peregrinación y otros
grandes templos las naves terminaban en una cabecera compleja formada por
capilla mayor rodeada de una girola o deambulatorio de una o varias naves que
la rodeaba y a la que se abrían capillas radiales. Un ejemplo español es la
Catedral de Ávila.
Plantas circulares o poligonales
Las iglesias de plantas circulares o poligonales son menos frecuentes. Normalmente son templos al servicio de comunidades de órdenes militares participantes en la Cruzadas, como los templarios o los caballeros del Santo Sepulcro, por parecerse al templo de Salomón y al del Santo Sepulcro de Jerusalén, respectivamente.
Las iglesias de plantas circulares o poligonales son menos frecuentes. Normalmente son templos al servicio de comunidades de órdenes militares participantes en la Cruzadas, como los templarios o los caballeros del Santo Sepulcro, por parecerse al templo de Salomón y al del Santo Sepulcro de Jerusalén, respectivamente.
Tenemos un claro ejemplo en la Iglesia de la
Veracruz en Segovia y también en las iglesia de Eunate y Santo Sepulcro de Torres
del Río (ambas pertenecientes a Navarra).
Planta de cruz griega
Otra planta ocasional es la de cruz griega, es decir, formada por dos naves iguales que se cruzan perpendicularmente en el centro. Un ejemplo en España es la de Sant Pau del Camp en Barcelona.
Otra planta ocasional es la de cruz griega, es decir, formada por dos naves iguales que se cruzan perpendicularmente en el centro. Un ejemplo en España es la de Sant Pau del Camp en Barcelona.
Elementos sustentantes: arcos,
columnas y pilares
El arco utilizado en la arquitectura románica es el
de medio punto (semicircular) y de sección rectangular, enriqueciéndolo en su
intradós (superficie interior) con uno más estrecho, decorando sus ángulos con
dos molduras (saliente con perfil uniforme) de sección semicircular.
A partir del siglo XII también se emplea el arco
apuntado u ojival, por dos segmentos curvos que forman ángulo en la clave. Esta
invención fue esencial para el desarrollo de la arquitectura medieval posterior
(gótico) pues los empujes que trasladaban estos arcos (y por extensión las
bóvedas apuntadas) a los pilares y restos de estructuras eran mucho más
verticales y fáciles de resistir.
La columna y el pilar son los elementos
arquitectónicos esenciales para recibir el peso de las estructuras superiores
(arcos y bóvedas). La columna está compuesta por basa, fuste y capitel. La basa
de la columna románica es de tipo ática. El fuste, a diferencia de las columna
romanas y griegas y del resto de estilos posteriores al gótico no es
troncocónica ni tiene entalle (diferente sección en los extremos) sino
completamente cilíndrica (salvo en casos aislados). Tampoco tiene normalmente
acanaladuras verticales como en la arquitectura clásica sino que son lisos o en
el caso más complejo lleva sogueados oblicuos o decoración geométrica (zigzag)
o vegetal. El capitel suele ser figurado o de motivo vegetal y tiene collarino
y ábaco en los extremos.
El pilar o soporte prismático de sección cuadrada
fue usado ampliamente como soporte, aunque adoptó diferentes modalidades. La
más frecuente fue la variedad de pilar cruciforme (sección de cruz griega) o
aún más, el pilar cruciforme con semicolumnas embebidas para recoger los arcos
y sus dobladuras.
Abovedamiento
La bóveda es una obra de fábrica curvada que sirve para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o entre varios pilares.
La bóveda es una obra de fábrica curvada que sirve para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o entre varios pilares.
En el periodo del románico pleno la bóveda más
empleada para cubrir la nave principal del templo es la de medio cañón (bóveda
de directriz continua semicircular) con arcos transversales de refuerzo o
fajones, cabalgando sobre las arquerías inferiores. Esas enormes bóvedas
ejercían una fuerza no sólo vertical sino transversal que tenía que ser
contrarrestada con otras naves laterales o la presencia en el exterior de los
muros de poderosos y macizos contrafuertes.
Aunque la bóveda de medio cañón longitudinal fue
-como decimos- la más ampliamente usada para la nave principal, no se dejaron
de inventar, durante el período románico, nuevas e ingeniosas formas de
cubrición.
Por ejemplo, en lugares del sur y oeste de Francia
como Angulema, Périgueux, Cahors, Solignac, Souillac, etc., durante las
primeras décadas del siglo XII, se construyeron edificios de una sola y amplia
nave, que se cubría con una serie de cúpulas semiesféricas sobre pechinas.
En la iglesia abacial de San Filiberto de Tournus
(Borgoña), edificio de tres naves iniciado en el siglo XI, la nave central se
cubre mediante una serie de bóvedas de medio cañón perpendiculares al eje de la
nave, apoyando sobre inmensos pilares circulares. Ello permitió, aprovechando
la superficie semicircular que queda bajo la intersección de la bóveda con el
muro lateral para abrir ventanales de iluminación directa a la nave.
Por otro lado, en las naves laterales de los
edificios del románico pleno se emplea principalmente la llamada bóveda de
arista, construida sobre un espacio cuadrado y formada por el cruce de dos
bóvedas de cañón de igual anchura. Esta bóveda, cuando se genera por el cruce
de arcos apuntados y se refuerza con nervaduras da lugar a la bóveda de
crucería.
Para abovedar el crucero, espacio cuadrado de
intersección de nave y transepto, se emplea la cúpula, o bóveda con forma de
media esfera u otra forma aproximada. Para pasar del cuadrado del crucero al
círculo de la base de la cúpula semiesférica se emplearon las pechinas
(soportes en forma de triángulo curvilíneo). También se usaron las trompas
(soportes de forma cónica) que convertían el cuadrado en octógono como
transición al círculo.
En los ábsides de planta semicircular se usó de
manera invariable la bóveda de horno o de cuarto de esfera que se engarzaba a
la de medio cañón correspondiente al tramo presbiterial.
A partir de finales del siglo XI se comienzan a
ensayar las primeras bóvedas de crucería en Inglaterra y Normandía (Francia),
como en la catedral de Durham.
La gran utilidad de estas bóvedas es que los
empujes que generan sobre las estructuras inferiores son más verticales y
localizadas lo que permite un mejor contrarresto.
A lo largo del siglo XII se suceden iglesias con
planta y soportes plenamente románicos (el habitual pilar cruciforme con cuatro
semicolumnas en sus caras) que sin embargo, al transcurrir el tiempo de su
construcción, se modificó el plan incicial para establecer un abovedamiento de
crucería. Ello obligó en algunos casos a improvisar ménsulas para las
nervaduras de la bóveda.
Estas construcciones de la arquitectura románica
madura nunca han de considerarse góticas sólo por el abovedamiento. El gótico
es un concepto arquitectónico y estético diferente. Los soportes góticos se
hacen más complejos -con multitud de columnillas adosadas unas a otras o al
pilar- para recibir los numerosos nervios de la bóveda de crucería y este
avance se emplea para "desmaterializar el muro" y convertirlo en un
mundo de cristal (VER IMAGEN DE LA CATEDRAL DE ÁVILA)
Alzado
Atendiendo a la planta y al alzado, podemos hacer
una sencilla clasificación de las iglesias románicas, que si bien es
insuficiente dentro del complicado universo de sus posibilidades, puede
resultar útil .
Iglesia de una sola nave
Son las más abundantes de nuestro románico, especialmente en el entorno rural. Pueden estar abovedadas con medio cañón reforzados con fajones o tener cubierta de madera. El ábside suele ser semicircular.
Son las más abundantes de nuestro románico, especialmente en el entorno rural. Pueden estar abovedadas con medio cañón reforzados con fajones o tener cubierta de madera. El ábside suele ser semicircular.
Iglesia de tres naves sin alzado superior
Pueden tener o no crucero. Tienen bóveda de medio cañón en la nave principal que se eleva inmediatamente sobre el nivel de los arcos formeros (sin piso superior con ventanales) por lo que la nave central no tiene iluminación directa. Un hermoso ejemplar de este tipo arquitectónico es la iglesia monástica de San Martín de Frómista (Palencia) (VER IMAGEN INFERIOR)
Pueden tener o no crucero. Tienen bóveda de medio cañón en la nave principal que se eleva inmediatamente sobre el nivel de los arcos formeros (sin piso superior con ventanales) por lo que la nave central no tiene iluminación directa. Un hermoso ejemplar de este tipo arquitectónico es la iglesia monástica de San Martín de Frómista (Palencia) (VER IMAGEN INFERIOR)
Iglesia de tres naves con alzado superior
Igual que el caso anterior pero la bóveda arranca de un muro con ventanales o claristorio que arranca por encima de los arcos formeros. En este tipo de iglesia, la nave central sí goza de luz directa. Aunque con bastantes irregularidades podemos citar como ejemplo importante la Basílica de San Isidoro de León.
Igual que el caso anterior pero la bóveda arranca de un muro con ventanales o claristorio que arranca por encima de los arcos formeros. En este tipo de iglesia, la nave central sí goza de luz directa. Aunque con bastantes irregularidades podemos citar como ejemplo importante la Basílica de San Isidoro de León.
Iglesia de tres naves con tribuna
Es el típico alzado de las iglesias de peregrinación. El alzado de estas iglesias tiene el nivel habitual de los arcos formeros y por encima una tribuna abierta o galería situada sobre las naves laterales. Este pasillo superior se abre a las iglesias mediantes vanas geminadas y al estar los muros exteriores abiertos con ventanales, también hay luz directa a la nave central. Por último, sobre el piso de la tribuna arranca la bóveda de medio cañón.
Es el típico alzado de las iglesias de peregrinación. El alzado de estas iglesias tiene el nivel habitual de los arcos formeros y por encima una tribuna abierta o galería situada sobre las naves laterales. Este pasillo superior se abre a las iglesias mediantes vanas geminadas y al estar los muros exteriores abiertos con ventanales, también hay luz directa a la nave central. Por último, sobre el piso de la tribuna arranca la bóveda de medio cañón.
Este sistema de tribuna tenía como utilidad
albergar mayor número de peregrinos en las ocasiones de máxima afluencia. La
elegancia estética es de primer orden y su sentido de verticalidad,
logradísimo. En Francia un hermoso ejemplo es Santa Fe de Conques y en España,
sin duda alguna, la catedral de Santiago de Compostela.
Iglesia de tres naves con tres niveles
Además del nivel de arcos formeros y el de la tribuna, se eleva un tercer nivel de claristorio (piso de ventanales) . es el más vertical y arriesgado de los modelos de alzado románico. Un espléndido ejemplo es Saint-Etienne de Nevers.
Además del nivel de arcos formeros y el de la tribuna, se eleva un tercer nivel de claristorio (piso de ventanales) . es el más vertical y arriesgado de los modelos de alzado románico. Un espléndido ejemplo es Saint-Etienne de Nevers.
Iglesia de tres naves con bóveda de crucería
como se vio antes, es bastante frecuente encontrar en la fase tardía del estilo, iglesias de planta y arranque románico rematadas con bóvedas de crucería. A esta arquitectura de plantas románicas y bóvedas de crucería u ojivas se le ha dado en ocasiones el nombre de "románico ojival". La bóveda de crucería, además de mejorar la estabilidad y disminuir el peso, permitía abrir vanos en lo muros superiores, como se puede ver en la foto anterior de San Pedro de Ávila, o en la lateral de la Catedral de Salamanca.
como se vio antes, es bastante frecuente encontrar en la fase tardía del estilo, iglesias de planta y arranque románico rematadas con bóvedas de crucería. A esta arquitectura de plantas románicas y bóvedas de crucería u ojivas se le ha dado en ocasiones el nombre de "románico ojival". La bóveda de crucería, además de mejorar la estabilidad y disminuir el peso, permitía abrir vanos en lo muros superiores, como se puede ver en la foto anterior de San Pedro de Ávila, o en la lateral de la Catedral de Salamanca.
La bóveda de crucería, en algunos casos de mayor
ambición, puede arrancar de un nivel superior al de la tribuna, como en San
Vicente de Ávila, una de las obras de mayor enjundia del románico español,
aunque con varias fases en su construcción, desde el románico pleno a un
románico avanzado de transición al gótico.
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